viernes, 23 de septiembre de 2016

Providence: El Miedo que Acecha



Guión Alan Moore
Dibujo Jacen Burrows
Edición Original Providence 1-4 (Avatar Press 2015)
Edición España Panini Cómics (2016)
Formato Tomo Cartoné de 176 páginas
Precio 18,95€

La relación de Alan Moore con el sello independiente Avatar Press no es reciente. Para la casa donde se hospedan series como Crossed, Calígula o Über se han utilizado no pocas historias ideadas por él que otros guionistas (normalmente el ya conocedor de su obra Antony Johnston) se ocupaban de adaptar como Otro Romance Suburbano, Hypothetical Lizard e incluso otras escritas directamente de su puño y letra como la reciente Cinema Purgatorio o su arco de Crossed+100. Al primer tipo de trabajos que hemos mencionado, los que nacen de su imaginación pero otros se ocupan de llevar al arte secuencial, pertenece The Courtyard cuyo origen fue un relato de 1994 que más tarde fue adaptado a una miniserie de dos entregas publicada en 2003, trasladada por el ya mencionado Antony Johnston, ilustrada por el norteamericano Jacen Burrows y protagonizada por un agente de policía llamado Aldo Sax que investigaba unos asesinatos que le conducían a un submundo que se revelaba como un culto a los mitos de Cthulhu ideados por el escritor H.P. Lovecraft. Dicho relato era un homenaje al famoso escritor de Providence y a su microcosmos literario por el que Moore siente una especial predilección. Ocho años después y principalmente por encontrarse en una situación económica no muy favorable el autor de V de Vendetta o Promethea volvió a trabajar para Avatar Press con una miniserie de cuatro números llamada Neonomicon que sería una continuación de The Courtyard. Con Jacen Burrows de nuevo a los lápices esta serie extendia lo ya planteado en 2003 y retorcía la visión que el de Northampton tiene de la obra de Lovecraft (la misma se mencionaba en la serie, jugando hábilmente con las metareferencias literarias) llegando en ocasiones a parodiarla por medio de temas tabú en el grueso de su obra literaria como el sexo explícito o el humor. El resultado fue una obra menor dentro de su obra que agradó a aquellos que supieron escrutar el juego metatextual y literario que ofrecía, pero también decepcionó a otros que no vieron con buenos ojos su tono sádico y en ocasiones hasta escatológico de la propuesta.




Con Providence (de cuyo número uno americano dio buena cuenta nuestro compañero Mariano Abrach en la sección Mundo Independiente) Alan Moore no sólo vuelve a trabajar para el sello Avatar Press, también se sumerge de nuevo en el mundo del autor de En las Montañas de la Locura, pero con un punto de vista diametralmente opuesto a los de The Courtyard o Neonomicon. En esta ocasión el guionista británico se embarca en proyecto mucho más ambicioso y de unas dimensiones considerablemente más amplias. Para ello localiza su historia en 1919 y sigue los pasos de un periodista judío llamado Robert Black (una versión del personaje ficticio Robert Blake, que Lovecraft utilizó en sus Mitos de Cthulhu) que abandona su trabajo como redactor en el periódico The New York Herald para viajar a Nueva Inglaterra con la misión de recabar información para escribir una novela sobre la cara oculta de la sociedad americana. El epicentro de sus investigaciones es un antiguo y perdido libro árabe sobre alquimia titulado “Kitab al Hikmah al Najmiyya” o “El Libro de la Sabiduría de las Estrellas”, escrito por Khalid Yazid en el siglo VIII d.C, o lo que es lo mismo, un posible émulo del ficticio Necronomicon de Abdul Alhazred al que se hace referencia en no pocos relatos de Lovecraft. La búsqueda de una copia de este incunable embarcará a Robert en un viaje a lo largo de Nueva Inglaterra donde visitará zonas como Rhode island, Salem o Athol en las que mantendrá contacto con personajes que poco a poco le irán confirmando la presencia de una amenaza sobrenatural de naturaleza arcana que no es de origen terrenal.




Estos cuatro primeros números, que no dejan de ser las primeras notas musicales de una sinfonía completa, confirman que una obra como Providence es el proyecto más ambicioso que Alan Moore ha desarrollado dentro del seno de la editorial Avatar Press. Lo es no sólo por revelarse como una pieza en la que se homenajea un mundo tan rico y extenso como el del literato nacido en la ciudad que da nombre a la colección, sino porque también contiene en su interior muchas de las señas de identidad conceptuales y narrativas del autor de Watchmen o La Cosa del Pantano, algo de lo que pocos trabajos de los que ha realizado para el sello independiente norteamericano pueden presumir. La estructura de estos primeros números de Providence es la de una investigación por parte de un periodista con ínfulas de talentoso narrador que buscando escribir su “gran novela americana” comienza a jugar a los detectives para buscar la información que le permita completar su trabajo. Estos primeros pasos hacen que la colección se asemeje considarablemente a una aventura gráfica (recordemos que Lovecraft ha inspirado a no pocos programadores a la hora de crear videojuegos de este subgénero como Necronomicon o Call of Cthulhu: Dark Corners of the Earth) en la que un personaje protagonista va poco a poco encontrando pistas que se antojan como las piezas de un enorme puzzle que irá gradualmente tomando forma.




Con su habitual control del tempo narrativo Moore va tejiendo poco a poco una intrincada trama repleta de referencias al mundo literario de Lovecraft (tantas que es imposible captarlas todas) e inyecta en cada uno de los episodios el tono y las contantes de no pocos relatos del autor norteamericano (imposible no pensar en La Sombra Sobre Innsmouth leyendo el tercer episodio cuyo título da nombre al tomo recopilatorio de la edición española) para hacerlos reconocible de cara al conocedor de la obra del autor referenciado y en el proceso ir dando forma por medio de copiosa información y personajes que se mueven entre la lucidez (Tom Malone) o la demencia (los miembros de la familia Wheatly que parecen salidos del cuadro American Gothic de Grant Wood) a un tapiz en el que se verá retratado el lado más oculto de la América del principios del siglo XX (los efectos de la Primera Guerra Mundial, la llegada del nazismo profetizada con esa Cruz Gamada pintada en el suelo y los ataques xenófobos a los inmigrantes en la inefable ciudad de Salem) para con ello construir una pieza llena pasajes narrativamente brillantes y conexiones directas con The Courtyard y Neonomicon. Jacen Burrows no es un gran dibujante, pero si comparamos su trabajo en Providence con el que realizó en los otros dos relatos de Moore inspirados en la mitilogía de Lovecraft el salto de calidad es más que notable. El ilustrador de Crossed o Las Crónicas de Worwood sigue teniendo un problema con el estatismo con el que retrata a sus personajes, pero compensa dicha tara por medio de una especial pericia a la hora de retratar localizaciones (esos puertos de Salem) que transmiten al lector esas atmósfera anfibia, serpenteante y húmeda que exhalan muchos de los relatos del novelista estadounidense.




Pero curiosamente lo mejor de una serie como Providence no está en el cómic propiamente dicho, sino en el material que complementa cada uno de los episodios y que es un recurso narrativo que como ya sabemos Alan Moore ha utilizado en algunas de sus obras como Watchmen. Cada capítulo incluye a modo de apéndice una entrega del “Cuaderno de Notas” de Robert Black en el que el personaje, tímido y con tendencia a balbucear cuando tiene que hablar con desconocidos, escribe a modo de diario sus impresiones e ideas relacionadas con los futuras historias que quiere relatar o los secretos acerca de su propia personalidad que no quiere revelar de cara a sus familiares y allegados. Estos textos a modo de añadido literario no sólo consiguen enriquecer al personaje protagonista (conoceremos sus tendencias sexuales, gustos literarios, miedos y bajas pasiones) y añadirá material extra a los hechos acontecidos en el cómic, sino que también le servirá a Moore para jugar con la inter y metatextualidad (enorme el pasaje en el que Blake habla de cómo se debe narrar un buen relato de terror emulando los mismos pasos que el inglés ha seguido para dar arranque a la misma Providence) y facilitar importantes datos al lector que le pondrán por delante del mismo periodista con el añadido de dibujos o folletos de vital importancia para entender todo el contexto de la obra haciendo incluso referencia directa a autores como Edgar Allan Poe (gran inspiración para Lovecraft) y algunas más veladas como la referida Terry Pratchet y su Mundodisco al que el de Northampton no deja muy bien parado. En este campo Moore es un maestro capaz de acentuar lo que supuso como ruptura en el género de terror la figura de Lovecraft mientras nos lleva “más allá del noveno arte” para construir una historia de la que sólo podemos vislumbrar su potencial inicial.




Con estos cuatro números, recopilados por Panini Cómics en un tomo de tapa dura que incluye portadas oficiales y alternativas y un interesante texto de Antonio Solinas reflexionando sobre la obra, Providence sólo ha mostrado la punta de sus tentáculos. Alan Moore y Jacen Burrows abarcarán doce entregas (en Estados Unidos la publicación llega hasta el número diez) para diseccionar el trayecto físico y existencial del periodista Robert Black y su búsqueda de un mundo oculto regido por los Antiguos nacido de la mente de uno de los novelistas más rompedores de la historia de la literatura fantástica y de terror que dio la bienvenida al siglo XX. Rindiendo elogioso tributo hacia Lovecraft (pero sin poder evitar abordar temas tabú relacionados con su obra o vida personal como el sexo o aquellos que latían bajo la superficie de sus escritos como la xenofobía, algo que también hizo en The Courtyard y Nenomicon, aunque de manera mucho más sutil y elegante que en aquellas) el guionista de Lost Girls confirma que sigue en plena forma, que su excepcional labor puede inspirar a ilustradores menores como el de Scars o Dark Blue para que traten de superarse a sí mismos y que gracias a su trabajo y el de otros autores de nivel como Warren Ellis, Garth Ennis o Simon Spurrier Avatar Press está revelándose poco a poco como un sello capaz de editar piezas de alta calidad con las que atraer a todo tipo de lectores más allá de los que se confiesan amantes de las sensaciones fuertes y la violencia explícita. Loados sean Cthulhu y Nyarlathotep por ello.


1 comentario:

  1. Reseña publicada originalmente en Zona Negativa

    http://www.zonanegativa.com/providence-miedo-acecha/

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